La zona en donde se ubica el predio en el que Orozco construyó su Taller-Dormitorio de la calle López Cotilla, se ubica en la colindancia poniente del Centro Histórico de la ciudad de Guadalajara. A lo largo de los años, esta zona ha sufrido múltiples transformaciones, que, para bien o para mal, han delineado su imagen urbana e identidad.
Fig. 1. Plano de la Ciudad de Guadalajara de 1930, cinco años antes de la llegada de Orozco. Jorge de la Torre.
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Durante la época virreinal, estos terrenos se utilizaron como huerto del Convento de El Carmen, un claustro varonil anexo al Templo del Carmen, erigido por la Orden de los Carmelitas Descalzos, el cual estaba ubicado en el límite poniente de la ciudad en esa época. Este importante conjunto inició su construcción entre los años de 1680 y 16901. Su diseño se le atribuye al arquitecto español Juan Bautista de la Mora. La construcción del complejo concluyó en el año de 1758.
Fig. 2. Plano de la ciudad de Guadalajara, 1899, orientado al saliente. Se observa el predio de los huertos del Convento del Carmen en el poniente. Archivo Histórico de INEGI.
Fig. 3. Detalle de plano de la ciudad de Guadalajara, 1800. La leyenda lee: “16 El Carmen”. Archivo Municipal de Guadalajara.
Entre los años de 1843 y 18452, las autoridades del Convento de El Carmen, donaron al Gobierno de Jalisco los terrenos del huerto. Sobre este predio se construiría la “Penitenciaria del Estado”, también conocida como “Penitenciaria de Escobedo”, en memoria del gobernador del Estado José Antonio Escobedo, quien ordenó su construcción. La Penitenciaria fue proyectada por el arquitecto estadounidense Carlos Nebel. La construcción estuvo a cargo de don José Ramón Cuevas, después, del arquitecto Valentín Méndez, y, finalmente, del ingeniero David Bravo3. La construcción inició el año de 1845. Ocupaba las manzanas entre las actuales calles Pedro Moreno, Puebla, Av. Enrique Díaz de León y López Cotilla. Las obras fueron terminadas en el año de 1875.
El proyecto de la Penitenciaria de Escobedo estuvo inspirado en el modelo Panóptico de Bentham, donde la arquitectura toma un rol activo en el modelo punitivo. De estilo neoclásico, contaba con un reloj en el centro del frontón, aplicación de gran modernidad para la época.
Fig. 4. Pórtico de la Penitenciaría de Escobedo.
Fig. 5. Vista elevada de la Penitenciaría de Escobedo. EL INFORMADOR.
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Ocupa ocho manzanas y está distribuida de la manera siguiente: al frente un gran patio cuadrado circundado por magníficos corredores, que forman primero y segundo piso, y dan entrada a todos los despachos de la administración judicial: luego siguen diez y seis ambulatorios o corredores bastante extensos, que se reúnen en forma de rayos de una estrella en un patio circular común, teniendo cada uno cuarenta o cincuenta celdillas y su patio especial; a uno de los costados están la prisión para las mujeres y el alojamiento para la guardia; en los altos hay una fotografía, para sacar los retratos de los criminales.
En la parte posterior del edificio están el departamento para talleres, el baño, el jardín y todo lo concerniente a un establecimiento de esta especie.
[…] Bastan seis u ocho soldados para vigilar tanto preso. 4
Fig. 6. Planta del proyecto de La Penitenciaría del Estado, 1854, firmada por Valentín Méndez. Documento de la Mtra. Alma Yolanda Valeriano Sánchez.
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Entre los años de 1860 y 1861, el edificio del Convento fue tomado como Cuartel de las Fuerzas Liberales, que se apoderaron del inmueble para pasarlo a manos del Gobierno del Estado de Jalisco, mediante la aplicación de las Leyes de Reforma. Por las mismas fechas, la Penitenciaría, aún inconclusa, fue usada como cuartel, prisión y fortaleza5. En el año de 1861, la Iglesia Mayor del Convento fue demolida6.
En el año de 1948, durante la prolongación de Av. Juárez hacia el poniente, se demolió una parte del edificio original del Convento, en uno de tantos esfuerzos modernizadores que equivocadamente han emprendido nuestras autoridades.
Fig. 7. Fotografía de la demolición parcial del Ex Convento del Carmen, datada en julio de 1948. Guadalajara ayer y hoy.
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En el año de 1914, con el propósito de prolongar hacia el sur la calle de Escorza, las autoridades realizaron la primera mutilación de la Penitenciaria de Escobedo, al hacerlo, dividieron el predio de la citada Penitenciaria en dos, y la franja que quedo al poniente se dividió a su vez en dos fracciones.
En estos dos terrenos, el ingeniero Alfredo Navarro Branca, diseñó y construyó dos escuelas, una ubicada al sur de la Av. Juárez que recibió el nombre de “Reforma” (Hoy Paraninfo de la Universidad de Guadalajara) y otra ubicada al norte de la mencionada Avenida, a la cual se le nombró como “Constitución”. Esta segunda más tarde funcionaria como la Escuela de Música la Universidad de Guadalajara. Este hermoso edificio fue demolido en el año de 1980 por el rector de la Universidad Jorge Enrique Zambrano Villa, quien era, paradójicamente, arquitecto.
Figs. 8 y 9. Demolición de la Escuela Constitución, también conocida como Escuela de Música.
Fig 8. Archivo Municipal de Guadalajara
Fig. 9. La Gaceta de la Universidad de Guadalajara.
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Por si no fueran suficientes las historias de destrucción del patrimonio en esta zona de la ciudad, en el año de 1932 el gobernador del Estado, general y licenciado Sebastián Allende, ordenó la demolición de la “Penitenciaria de Escobedo”. Los trabajos de demolición concluyeron al año siguiente, siendo así la primera prisión panóptica latinoamericana en ser completamente demolida.7
El hermoso edificio fue destruido ya que, a decir de las autoridades, una penitenciaria no era un uso adecuado para la “zona poniente y pudiente” de la ciudad. Dejando de lado lo equivocado de este criterio respecto al uso del edificio, cabe decir que hubiera bastado con haber reutilizado el edificio con un uso diferente y con ello se hubiera rescatado este importante inmueble.
El hecho es que la penitenciaria fue demolida, y sobre los terrenos donde estuvo construida, se proyectó una nueva urbanización, la cual contaría con un gran parque como espacio ancla y lotes habitacionales que se pondrían a la venta.
Fig. 10. Fotografía del Parque Revolución. Del lado izquierdo, se observa la glorieta del proyecto original. México en fotos.
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Fig. 11. Vista del Parque Revolución, año 1954. Archivo Municipal de Guadalajara.
Para el diseño del parque a construirse, el Gobierno del Estado convocó a un concurso en el que participaron numerosos profesionistas, entre los cuales destacan dos participantes: el ingeniero Rafael Urzúa y el arquitecto Luis Barragán. Este último participó asociado con su hermano mayor, el ingeniero. Juan José Barragán Morfín.
El concurso fue ganado por los hermanos Barragán, a quienes, además, se les encomendó la construcción del parque. Este fue inaugurado por el gobernador del Estado Sebastián Allende, el día 28 de febrero de 1935.
Fig. 12. Vista de los “juegos de aguas” del Parque Revolución y algunas casas modernistas en el fondo. Espacio, color y formas en la Arquitectura. Olarte Venegas et. al. 322.
Fig. 13. Juegos infantiles del Parque Revolución. El Siglo de Torreón.
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A largo de sus poco más de ocho décadas de que fuera construido, el Parque de la Revolución, mejor conocido por los tapatíos como “Parque Rojo” (por sus pisos de cemento pulido rojo), ha sufrido por lo menos cuatro intervenciones que han modificado el proyecto original.
Fig. 14. Vista elevada del Parque Revolución en 1958. Archivo Municipal de Guadalajara.
No obstante la terrible historia de destrucción del patrimonio edificado que se ha realizado en esta céntrica zona de la ciudad, aún quedan en la misma numerosos inmuebles que es importante proteger y preservar.
Pocas zonas de Guadalajara conforman un entorno urbano tan homogéneo y concentran en tan reducida superficie tantos ejemplos de buena arquitectura. Los más destacados ingenieros y arquitectos de la ciudad de los años treinta diseñaron y construyeron casas en esta zona: Rafael Urzúa, Ignacio Díaz Morales, Castellanos y Martínez Negrete, Luis Barragán, Barragán y Garibi, Luis Ugarte, Francisco Labastida Izquierdo, Aurelio Aceves, Enrique González Madrid y Miguel Aldana Mijares, entre muchos otros.
Aún hoy, muchas de estas fincas están en peligro de desaparecer, por la poca o nula protección que la normativa les otorga y por una equivocada política de redensificación que, en zonas con patrimonio edificado, impulsan, increíblemente, nuestras autoridades.
Solamente en los últimos seis meses se han demolido dos buenas fincas en la calle de López Cotilla (números 795 y 831 / 843). Ambas se demolieron supuestamente sin permiso, dejando solamente las fachadas. Uno de estos terrenos quedó abandonado y el otro funciona como estacionamiento de un restaurante de mariscos. ¿Es este el futuro que les espera a las demás fincas de la zona?
En el año 2012 se llevaron a cabo las obras de restauración del Taller-Dormitorio para José Clemente Orozco de la calle López Cotilla. Dicha restauración, junto con la investigación que dio como fruto el presente sitio web, buscan poner en valor la finca como documento histórico y como legado arquitectónico. Se tiene la esperanza de que este pequeño esfuerzo contagie a otros ciudadanos y actores para lograr preservar esta zona que tan alto valor e identidad aporta a la ciudad.
1. Secretaría De Cultura del Estado de Jalisco. Ex Convento Del Carmen. (Gobierno Del Estado De Jalisco, 2014.)
2. Secretaría de Cultura. Ex Convento Del Carmen.
3. Arturo Chávez Hayhoe. Guadalajara de Ayer. 8.
4. Ignacio Martínez en Museo Claudio Jiménez Vizcarra. La Penitenciaría de Escobedo.
5. Chávez Hayhoe, Guadalajara de Ayer. 33
6. Alma Yolanda Valeriano Sánchez. Reseña del Diseño Arquitectónico y Organización del Espacio Penitenciario de lo que fue la Penitenciaría de Escobedo.
7. Carlos Aguirre. Apogeo Crisis y Transformación del Panóptico Iberoamericano: Apuntes para la Historia de un Modelo Arquitectónico.